Leyendas transpirenaicas

Día 9

Llegamos a Bachimaña cuando ya casi estaba yéndose el sol. Pregunto rápidamente si se puede plantar tienda fuera y me confirman que sí, así que voy rápidamente a montar la tienda en un sitio plano al lado del refugio antes de que se vaya el sol. Steven Bekker, el holandés con el que voy, es estudiante de biología. Lleva una mochila con la mitad de peso que la mía, un sombrero y siempre unos prismáticos. No lleva tienda, ni esterilla , apenas ropa y siempre hacía fuego para calentarse sus alubias. Su dieta eran : alubias, chocolate y galletas. Siempre que encendía fuego, intentaba pescar algo o se quedaba sin comida,le decía «Into the wild tio, into the wild». Me dijo que al haber sido un día duro, se iba a quedar a cenar en el refugio como recompensa. Hoy nos habían abierto huella con crampones en el collado de Piedrafita y la bajada, toda por nieve fue una gozada. Yo decidí cenar de lo que tenía y luego ir al refugio. Al llegar al refugio después de cenar en la tienda, me encuentro a Steven sentado junto a un hombre mayor, de pelo gris y un jersey de lana cenando juntos. El guarda, sirviendo la cena, pelo largo gris y gran barba, gafas , pantalones de pana y camisa de leñador. Un montañero puro. El viejo de jersey de lana intentaba comunicarse con Steven en francés pero Steven entendía poco. Yo le pregunté si era francés por el acento y él me dijo en un tono seco. «Soy vasco…vasco-francés». Me dijo que era de Bayonne y que había venido para ver si podía traer las ovejas ya pero decía que no, este año había demasiada nieve. Cuando las traiga, vendría una vez a la semana a verlas. El resto de la semana vivían libres. Era pastor. Me preguntó que a donde íbamos el holandés y yo al día siguiente: Bujaruelo. El pastor nos comentó que no bajáramos a Panticosa para luego subir otra vez y que era mejor coger la senda de las tuberías, una senda que iba a ladera y que poca gente conocía. Al final de la cena el guarda, nos comentó que había estado un hombre de 70 años hace poco cenando en el refugio que en sus años mozos había realizado, junto a otros dos compañeros, la cresta geológica de los Pirineos en 3 meses de punta a punta. Con todo el material claro. Ni GR11 ni HRP se acercan de lejos a esta hazaña.

Steven, al fondo la Gran Facha y collado de Piedrafita

Hoy había sido un buen día, tenía mucha comida, no me dolió ninguna parte del cuerpo , pude pasar el puerto de Piedrafita y disfrutar de la alta montaña con los picos del Infierno de cerca y finalmente encontrar un lugar para dormir. Pero claro, después del éxito llega el fracaso. Al día siguiente tormenta desde la mañana.

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Día 18

En Estaón una pareja de catalanes me comenta que hay un personaje muy peculiar la cual me encontraré dentro de poco. Yo les digo que peculiares hay muchos en la ruta pero ellos insisten que este es el más peculiar de todos. Va desnudo. Pocos kilómetros antes de llegar a Àreu me lo encuentro, en bolas claro, lleno de tatuajes y leyendo un libro enfrente de una cascada. Mi saludo fue un «Hola» y su respuesta fue un «Orienteering?». Yo llevaba una camiseta que ponía «Orienteering Barcelona» y mi respuesta fue una afirmativa en forma de «Yes!». Quien iba a decir que una de las mayores leyendas de días antes (lo del tío en bolas había corrido la voz por todos los Pirineos leridanos), iba a saber que era orientación. Y en efecto. Brian Johnson, que así se llamaba fue el entrenedor del South West England Squad y había asistido a importantes campeonatos. Había estado entrenando varías años en Suecia con el equipo y asistido a Novy Bor, pueblo referencia de los 5 días de Chequa. Me decía que él no era un corredor muy físico y por eso los únicos campeonatos que ganó fue en Night-O. Le gustaban los mapas técnicos y que allá sólo existían realmente técnicos mapas con mucho detalle en curva pero en áreas abiertas. Brian dejó la orientación hace 20 años debido al tobillo y desde entonces desconectó casi totalmente del deporte. Por ejemplo me decía que en España no sabía que se hiciera orientación y yo le dije que actualmente sí, y que cada vez somos mejores, al igual que en Francia que me comentaba que tenían unos mapas maravillosos pero que era una nación pequeña en orientación en los 80’s. Le recalqué que los franceses tienen al mejor corredor de orientación del mundo actualmente. Brian insistía que su país era de las mejores selecciones junto a los nórdicos y en efecto , me comentó que una tal Yvette fue campeona del mundo. «Yvette era del sur de Londres, donde los mapas eran realmente fáciles, lo sorprendente es cómo llego a ser campeona del mundo viniendo de donde venía» comentaba Brian. Le volví a decir que no hace mucho, en 2008, ganaron el oro en los relevos, pero Brian no tenía ni la mayor idea. Finalmente, en lo que se refiere a la orientación, me comentó que hacer mapas es el mejor entrenamiento que puede hacer un corredor. Lo hacía mucho con su «squad».

Hablando de todo un poco, le pregunté sobre su mochila y su peso. Me dijo que realmente no llevaba mucho, casi todo eran anotaciones. Brian Johnson era la 3º vez que realizaba el GR11 y había hecho ya 4 veces la HRP (La alta ruta pirenaica). Me entregó su tarjeta, trabajaba para la editorial Cicerone y entre las otras guías que había hecho estaba la del Pacific Crest Trail, 4000 kilómetros entre California, Oregón y Whasington. Investigando ya en casa sobre el autor, fue campeón del mundo amateur de ajedrez y es uno de los mayores referentes en cuánto a Naturalismos se refiere, su logan es “Hiking naked, I love it!”.

Antes de despedirme me dijo que si me podía hacer una foto para ponerlo en la guía. Después de hacérmela, le pregunté lo mismo. Y aquí está el resultado:

Brian Johnson

Pocos días después nos lo encontramos Pol y yo saliendo de Ordino. Vestía con un taparrabos, indumentaria que portaba para lugares civilizados. Puso gran emoción en contarnos que se paró en Arinsal para ver un partido de Criquet entre la selección inglesa y la australiana. Iba a hacer noche en el collado para subir al Cassamanyà y al otro pico y así ponerlos en la guía.

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Día 28

Ayer fue un día duro, más de 35 kilómetros por el Alt Empordà , con calor y en los días finales, se hicieron un poco duros. Me levanté muy temprano, ya que este día quería llegar a Llançà y eran 42 kilómetros. Dejé atrás la ermita de la Jonquera, donde había hecho noche y empecé a andar entre un alcornocal quemado y lleno de bloques graníticos. El incendio del año pasado ha afectado bastante este tramo del GR11. Llegando ya a cima, y con mucho viento, se empiezan a oír ruidos de sierras eléctricas. Era un grupo de forestales que trabajaban cortando los arbustos quemados. Conforme me iba acercando se iba haciendo imposible andar por la senda ya que depositaban las ramas taladas en él. Mientras empiezo a desviarme intentando evitar mancharme de cenizas un forestal me para y me dice » Lo siento amigo, ahora lo recogemos». Me paré a descansar y a charlar un rato. Era un grupo de 8-10 magrebíes, vivían en Figueres, y les había salido este curro ahora. Después de contarle mi viaje me dice » Siéntate amigo, relájate. «. Total que me senté encima de la mochila, como solía hacer. Al poco dejaron de trabajar casi todos y se fueron acercándose al foco de conversación importante. Me pregunta uno si tenía fuego. Yo sabía que me había metido un mechero, pero no tenía ni idea donde estaba ya que no lo utilicé en ningún momento. Al rato, saco de un bolsillo lateral un mechero azul. Le doy la vuelta y ponía «Partido Popular» y con las siglas de la gaviota.Les entregué el mechero, y aunque hacía mucho viento,  uno a uno se lo empezaron a pasar una vez se habían difícilmente encendido el pitillo de liar. La escena me pareció tan cómica que me empecé a reír. Me agradecieron la parada y el mechero y ni preguntaron de mi risa. Me despedí y seguí camino, aún me quedaba un día largo.

Esquiladores en Urkiaga(NA)